Como emprendedores atentos a los desafíos que el mundo empresarial nos pone delante muchas veces perdemos de vista lo que es importante y las personas que nos salvan (o nos ayudan) en el momento oportuno sin que se muchas de las veces se lo pidamos.Esta es la historia de Carlos, que fue piloto de un bombardero durante la guerra de Malvinas.
Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil enemigo.Carlos se lanzó en paracaídas y fue capturado por un buque de guerra inglés. A su regreso a Argentina, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió durante la experiencia de la guerra y de su cautiverio como prisionero.Un día estaba en un restaurante y un hombre se le acercó y le dijo: "…Hola, usted es Carlos, era piloto en Malvinas y lo derribaron verdad?..""…Y usted, ¿cómo sabe eso?...", le preguntó Carlos."…Porque yo doblaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?..."Carlos casi se ahogó de la sorpresa y con mucha gratitud le respondió: "…Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí…."Estando solo Carlos no pudo dormir esa noche, meditando: “Se preguntaba cuántas veces vi en la base a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero…..". Pensó también en las horas que ese marinero paso en las entrañas del hangar enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía. Ahora, Carlos comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia: "…¿Quién dobló hoy tu paracaídas?..."Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta uno espiritual. Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién dobla tu paracaídas, y agradécelo. Aunque no tengas nada importante que decir, envíale este mensaje a quien o a quienes alguna vez lo hicieron.
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